Cuando hablamos de Candida albicans, un hongo que forma parte de nuestra microbiota normal, es importante comprender que no es simplemente un enemigo que debemos erradicar. En realidad, el desequilibrio que lleva al crecimiento excesivo de Candida no se soluciona con medidas extremas, como «matarla de hambre» mediante dietas restrictivas. Esta idea, popular en el pasado, se ha descartado gracias a los avances en la comprensión de su biología y su interacción con el cuerpo humano.
La flexibilidad metabólica de Candida albicans
Una de las razones por las que no podemos simplemente «matar de hambre» a la cándida es su notable flexibilidad metabólica. Aunque prefiere la glucosa como fuente principal de energía, este hongo puede adaptarse a otras fuentes cuando la glucosa escasea, como:
- Ácidos grasos: A través de la β-oxidación, puede obtener energía de los lípidos.
- Aminoácidos: Utiliza la desaminación para convertirlos en fuentes de carbono y nitrógeno.
- Lactato y piruvato: Puede metabolizarlos eficientemente en ausencia de glucosa.
- Incluso puede recurrir a los recursos del propio huésped, como las células y tejidos, para mantenerse activa.
Esto significa que eliminar los carbohidratos no la destruirá, sino que podría llevarla a usar otras fuentes de energía, manteniéndola activa y causando daño al cuerpo.
Por qué evitar dietas excesivamente restrictivas
Las dietas extremas que eliminan completamente los carbohidratos también tienen efectos adversos sobre nuestra microbiota intestinal. ¡No podemos olvidarnos de las bacterias beneficiosas! Los lactobacilos y bifidobacterias dependen de fibras prebióticas y carbohidratos complejos para prosperar. Si los privamos de estos nutrientes, también estarán en desventaja frente a Candida albicans.
La estrategia: restaurar el equilibrio
La clave no está en la restricción total, sino en devolver el equilibrio al ecosistema intestinal mediante:
- Fibras prebióticas
- Polifenoles y antioxidantes
- Grasas saludables
- Carbohidratos complejos
- Proteínas adecuadas
El impacto del contexto del huésped
Una dieta demasiado restrictiva puede generar estrés físico y emocional en la paciente, debilitando el sistema inmunológico y empeorando el desequilibrio. Recordemos que el cuerpo no funciona como un sistema aislado: la salud intestinal, inmunitaria y psicológica están profundamente interrelacionadas.
Qué debe entender la paciente:
- Candida albicans forma parte de la microbiota normal y no se trata de erradicarla, sino de controlar su crecimiento excesivo.
- La solución no está en eliminar completamente los carbohidratos, sino en evitar los refinados y azúcares simples, mientras se fomentan carbohidratos complejos y fibras beneficiosas.
- El enfoque debe ser fortalecer al huésped y a su microbiota beneficiosa, no atacar de forma agresiva a la cándida.
- Una dieta equilibrada y sostenible es clave para mejorar la salud intestinal sin causar estrés innecesario.
Conclusión
La ciencia nos ha demostrado que la estrategia más eficaz no es intentar «matar de hambre» a Candida albicans, sino restaurar el equilibrio del sistema intestinal mediante una alimentación rica en nutrientes que beneficien al huésped y su microbiota. Este enfoque no solo es más eficaz, sino también más respetuoso con el bienestar de la paciente a largo plazo.
Si necesitas ayuda a la hora de planificar tus menús y deseas saber qué suplementación puede ayudarte, desconfía de los «nutricionistas» que «desnutren» a sus pacientes y ponte en manos de alguien que sepa lo que hace.